Con menos gente en las calles, los roedores hambrientos exploran nuevos lugares en busca de comida.
Que los restaurantes hayan cerrado y que los humanos se queden en sus casas produce varios efectos, entre ellos el cambio de los hábitos alimenticios y el comportamiento de las ratas.
Tan solo en febrero, el famoso Barrio Francés de Nueva Orleans recibió a millares de visitantes que pasearon por sus calles desbordadas por la música que sale de los clubes de jazz, bares y restaurantes.
Sin embargo, apenas unas semanas después, casi todos los lugares de entretenimiento de ese histórico sitio turístico del estado de Luisiana, en Estados Unidos, tuvieron que cerrar sus puertas por el coronavirus.
Y las ratas, literalmente, salieron de sus escondites…
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